30 de Abril de 2024

11a

A juzgar por el desempeño de las dos candidatas y el candidato presidenciales, muy poco se moverá en las encuestas y en la carrera rumbo al 2 de junio. Aunque cada una de ellas y él hicieron su mejor esfuerzo, al final quedó claro que en la polarización que marca esta elección, entre la continuidad de Morena y el regreso de la oposición unificada, ninguna de la dos abanderadas logró decir algo nuevo o que impactara al electorado y por un lado Claudia Sheinbaum, que apareció bien entrenada para el debate mantuvo su discurso de que “todo está bien” en el actual gobierno y toda la corrupción es culpa del pasado, mientras que Xóchilt Gálvez, también sin sorprender ni variar su mismo discurso, se centró en la corrupción de la 4T y en los mismos temas reiterados y repetidos por los que ha criticado a su contrincante en el primer mes de campaña.

Si acaso el único que logró sorprender anoche, porque se salió del guion y logró meterse a un debate que todo mundo esperaba sólo de dos, fue el candidato de Movimiento Ciudadano Jorge Álvarez Máynez. En medio de la confrontación de acusaciones, descalificaciones y señalamientos entre Sheinbaum y Gálvez, Maynez se vio más hábil para romper esa dicotomía y decirles a los electores que, ni la corrupción e ineficacia de Morena y la 4T, ni la corrupción del pasado prianista, son las únicas visiones en esta elección y que hay propuestas y habilidad desde el fosfo-fosfo naranja.

A reserva de lo que siempre pasa en el post-debate y en las estrategias de cada campaña que impulsan el llamado “spin-off” en donde su candidata o candidato fue el absoluto ganador, podría decirse que la que mejor se apegó al guion, como lo ha hecho durante toda su campaña, fue sin duda Claudia Sheinbaum que, sin ser la política más experimentada ni con la gran trayectoria, sí demostró, por mucho, ser la que mejor entrenó y se preparó para el debate.

Y aunque eso también es mérito del dinero que abunda en su campaña y de los estrategas costosos que la prepararon, se diría que la candidata del oficialismo hizo bien la tarea y logró transmitir una imagen seria, con propuestas no tan originales porque repite varias del actual gobierno, pero sí la que mejor supo manejar los tiempos, las cámaras y las expresiones corporales y de imagen en el debate.

En el caso de Xóchitl Gálvez, sin desacreditar a sus asesores, pareció al final que la candidata que presume su autenticidad y su forma coloquial de ser y de hablar, no entendió que estaba ante un formato y un ejercicio televisado, que la obligaba a seguir las indicaciones concretas de sus estrategas.

Nunca miraba a la cámara, sino a los moderadores, por lo que no parecía dirigirse al público que la veía; no tuvo un manejo limpio de los tiempos y fue evidente que le ganó por momentos el nerviosismo cuando lanzaba algunas ideas inconclusas o inconexas, veía demasiado a Álvarez Máynez y al final el que haya tenido que leer su cierre, y que haya mostrado una bandera nacional con el escudo al revés, confirmó que la candidata opositora, si bien es natural y auténtica, no está entendiendo algunos códigos necesarios para que la gente la perciba como una opción seria y preparada para gobernar a este país.

De Álvarez Máynez sólo se añadiría que tenía muy claro su objetivo: que la ciudadanía lo conociera más y romper así el cerco en el que la dos coaliciones hablan solo de dos opciones para votar el 2 de junio. Pero además de lograr eso, el candidato naranja no sólo logró que tanto Sheinbaum y Xóchitl le contestaran y lo metieran al debate, sino que además, con una sonrisa permanente, que no se sabe si era de nervios o intencional, se convirtió en el rey de los memes y los comentarios en redes sociales por mostrar su dentadura completa la mayor parte del tiempo y transmitir una imagen relajada, pero al mismo tiempo preparada, que contrastó con la imagen estudiada y muy bien entrenada de Claudia y el nerviosismo de Xóchitl.

Cada uno dirá que ganó el debate, pero al final la percepción del electorado será la que cuente en la guerra de encuestas que vendrán en los próximos días. En todo caso si el objetivo de cada una de las candidatas y del candidato estaba claro, se diría que Sheinbaum logró su objetivo de seguirse viendo como la puntera segura y confiada en su ventaja, aunque por momentos lucía sobrada y soberbia en sus respuestas con datos imprecisos y generalizaciones y descalificaciones muy al estilo de López Obrador; que Xóchtil logró a medias su objetivo de golpear a la puntera con señalamientos puntuales de la corrupción en el sexenio obradorista, y que aunque tuvo buenos momentos y posicionó su frase de “mujer de hielo y sin corazón”, al final tampoco fue el debate con el que sorprendiera y lograra imponerse claramente a su contrincante. Y Máynez, sin duda salió a ganar, si no el debate, si en el crecimiento de su imagen que, después de sus videos etílicos, logró mostrar a un hombre joven, afable y buen polemista en el debate.