29 de Marzo de 2024

-5 de junio: siete empates, tres definidas y dos en duda 

Por Salvador García Soto

A una semana de que concluyan las campañas electorales en 12 estados que renovarán gubernaturas, caracterizadas por una alta competencia y un tono elevado de descalificación entre candidatos y partidos, hay incertidumbre sobre los resultados por lo cerrada que se percibe la contienda en la mayoría de las entidades a sólo nueve días de las votaciones. Así, según sondeos internos de los principales partidos y de varias encuestadoras, siete estados están en estos momentos en “empate técnico”, Veracruz, Oaxaca, Tlaxcala (a tercios), Quintana Roo, Tamaulipas, Durango y Zacatecas; dos están en duda por la ligera ventaja de un partido, Aguascalientes y Chihuahua, y sólo tres entidades, Hidalgo, Sinaloa y Puebla, aparecen decididas por la amplia ventaja del candidato puntero.

En todas las entidades, incluida Baja California, que sólo renueva alcaldías y diputados locales, hay una constante en los sondeos, un alto nivel de “indecisos” (de entre 20 y 30%) conformado por personas que al ser encuestadas no quisieron revelar el sentido de su voto bajo el argumento de que aún no sabían por qué partido o candidato votarían.

Los siete comicios que aparecen empatados registran diferencias de dos a tres puntos en las encuestas (dentro del margen de error), por lo que todo se definiría el día de los comicios, de acuerdo a dos factores que pueden resultar decisivos, el nivel de participación de los votantes  (que si es alto suele beneficiar a la oposición y si es bajo favorece al PRI) y la capacidad de movilización de las estructuras partidistas durante la jornada de votación. En ese sentido, en tres de los estados mencionados la disputa es entre PRI y la alianza PAN­-PRD (Veracruz, Oaxaca y Quintana Roo), en dos entidades la contienda se cierra entre PRI y PAN (Durango y Tamaulipas), mientras que en Zacatecas la disputa es entre PRI y MORENA, y en Tlaxcala el empate es a tercias entre PRI, PAN y PRD.

Los dos estados que aparecen como “cerrados” o en “duda” manejan distintas diferencias, según el partido que ordenó la encuesta. En Chihuahua, por ejemplo, el PRI y algunos sondeos, como el de EL UNIVERSAL, manejan una ventaja de hasta nueve puntos a favor del abanderado priísta, Enrique Serrano, que llevaría 44 contra 35.6 por ciento del candidato panista, Javier Corral. Sin embargo, en los sondeos internos del CEN del PAN se afirma que la “elección se cerró” y se reconoce sólo una ventaja de cinco puntos del PRI con un alto porcentaje de indecisos en las encuestas.

Aguascalientes es otro estado donde prevalece la guerra de encuestas que adelanta una votación muy apretada. Mientras el PRI asegura que la ventaja de su candidata Lorena Martínez es de hasta cinco puntos, en el PAN, según sus encuestas, la ventaja de su candidato, Martín Orozco, es de tres puntos arriba de la priísta.

En ese escenario de incertidumbre, donde todo parece que se definirá hasta el último momento y en donde los últimos siete días que le restan a las campañas pueden resultar decisivos, sobre todo porque arrecia el golpeteo y la guerra sucia para tratar de desacreditar al adversario y darle la vuelta al apretado marcador, sólo tres entidades se reconocen definidas por los mismos partidos; en Sinaloa, la ventaja del PRI parece irreversible con su candidato Quirino Ordaz, al igual que en Hidalgo, donde aventaja cómodamente Omar Fayad, mientras en Puebla el candidato del PAN, Antonio Gali, se ve como el puntero indiscutible. 

Así que, dirían los clásicos, en más de la mitad de las gubernaturas en disputa el próximo 5 de junio la moneda está en el aire; como puede ocurrir que las alianzas opositoras se alcen con el triunfo en varios estados, también puede ser que el PRI termine ganando la mayoría de entidades; veremos a quién favorece el duelo de estructuras partidistas y si en la semana que resta para los comicios no ocurren situaciones extraordinarias que modifiquen lo cerrado de esas contiendas. Por lo pronto, hay dos signos que marcan el desarrollo de las últimas elecciones antes de la sucesión presidencial de 2018, la fuerte competencia y el tono sucio de las campañas.