28 de Marzo de 2024

-“Doctorado en delincuencia” 

Por Rubén Pabello Rojas

Así titula Óscar Mario Beteta su columna “En petit comité”, que reproduce el muy leído, veraz y bien posicionado portal “Gobernantes.com”, donde se aborda el espinoso asunto de la contumaz reincidencia por parte del dirigente del Partido Movimiento Ciudadano, Dante Delgado, y que como es de entenderse, alude al último “affaire” que ese personaje y ese partido han protagonizado.

Barrido, regado y sacudido, deja a Dante ese artículo periodístico. Analiza todo lo que en su actuación pública ha encarnado quien fuera gobernador de Veracruz en 1988. No deja “títere con cabeza”, acaba con el cuadro enumerando las desafortunadas acciones que ha efectuado en su desaseado tránsito por su vida política.

El nuevo desacato se produce cuando, por segunda ocasión, se descubre que el Padrón Electoral, donde se encuentra información sensible de todos los ciudadanos mexicanos empadronados, es subido a la llamada “nube”, donde se guardan archivos de la internet y son publicados con fines desautorizados por contener información reservada, cuando está expresamente prohibido su uso fuera de lo autorizado y menos puesta a disposición de, sálvese quien pueda, utilizarla con fines delictuosos.

Beteta aprovecha para hacer una sucinta relación de todos los pecados que Dante ha cometido a través de su actuar en política. No le dispensa nada y recuerda su nunca juzgada responsabilidad en el mal manejo de recursos cuando fue gobernador, por una, dice, “habilidad legaloide” que le permitió salir de Pacho Viejo, acogiéndose a la prescripción sin haber entrado el juez a dictar la sentencia de fondo.

Recuerda Beteta que no es la primera vez que esto ocurre y que ya a ese partido, en ocasión anterior, por el mismo motivo, le fue impuesta una sanción pecuniaria de 76 millones de pesos;  critica la blandura y del timoratez del INE al no ratificar hasta esta fecha la sanción, y ya es  cometida por segunda vez la misma falta, al subir por medio de la empresa “Amazon Web Services” el delicado contenido del padrón, que por ley deben tener los partidos, con la veda expresa de no publicarla en medios que la puedan manipular negativamente, como es el caso.

Explicación infantil de ignorancia increíble, intenta Dante, donde no hay modo de ocultar la mala fe, cuando responsabiliza irresponsablemente a un supuesto “hackeo” como la causa del delito electoral. Si el padrón no se hubiera expuesto, como la Ley prohíbe, consecuentemente no cabría la posibilidad de “hackearlo”. Elemental.

Aun cuando en estos días el tema que ocupa la atención nacional es el caso de Ayotzinapa, que se ha enzarzado y cada vez se torna mas y mas complejo por el diferendo entre la PGR y el CIDH, cuyo desenlace está complicado y por verse, en su momento el tema del mal uso del padrón electoral tendrá forzosamente que ventilarse, y por muchas justificaciones que se pretendan hacer valer, por nada se debe admitir que ese repetido hecho, que pone en riesgo a todos los ciudadanos ahí empadronados con datos personalísimos susceptibles de utilizar para actos delincuenciales, deba ser minimizado. Que la sanción no sea de mero trámite y benigna, dado el riesgo real a que se expone a los mexicanos ahí contenidos.

Lo que no tiene vuelta de hoja, “no me ayudes compadre”, es que un candidato serio, bien intencionado y respetable por su trayectoria política, como lo es Armando Méndez de la Luz, abanderado de ese instituto, será el pagano, en las urnas, del grave desatino de un partido que en tan corta existencia ya ha cambiado de nombre y se ha involucrado en todos los imaginables contubernios, hasta con el inefable López Obrador,  quien con su acostumbrado estilo, se autopresenta, en tono de epopeya y con desparpajada modestia, como la “esperanza de Mexico”. 

Así es como Dante Delgado contribuye a  la construcción de la democracia en Mexico. De este modo y con gran esmero se obtiene el “doctorado en delincuencia”, grado que se logra alcanzar a base de un sostenido esfuerzo por hacer todo aquello que demerite el cumplimiento de la Ley.