29 de Marzo de 2024

-Peñacare

Por Julio César Vega Olivares 

Cuentan que Tomás Alva Edison en alguna ocasión pidió a uno de sus empleados, un joven recién contratado que tenía un Currículum abultado, maestría y doctorado en matemáticas, un sesudo muchacho, que le calculara el volumen de una de las ampollas que utilizaba para sus lámparas, la forma de la ampolla era completamente irregular; además le dijo que necesitaba el resultado en 15 minutos (nada que ver con Fox). El joven se arremango la camisa, se enfundo los lentes e inició una serie de cálculos matemáticos, pero al cabo de los 15 minutos fue a ver a Edison y le dijo que solamente necesitaba más tiempo porque había una fracción del volumen tan irregular que le costaba trabajo medir y que además sus cálculos, los cuales llevaba bajo el brazo, tendrían una precisión del 95 por ciento; Edison, hombre práctico, apenas había terminado su primaria, lo tomó del hombro y le dijo, sígueme. Don Tomás llenó de agua la ampolla, luego vertió su contenido en una probeta cilíndrica de forma regular que tenía una escala lateral donde se indicaba el volumen, luego la entregó al joven y le dijo, aquí está el volumen exacto (para lo cual cabe aclarar que no se tardo ni cinco minutos).

La anécdota o cuento no lo sabemos, tiene una analogía simpática con la que hacen o intentan realizar los tecnócratas, quienes disparan ecuaciones de todo tipo, gráficas, cifras, cálculos computarizados, modelos econométricos y resulta que los modelos no resuelven, y que a pesar de todo eso todavía no nos ponemos de acuerdo en cuál es por ejemplo la línea de la pobreza en México. Algunos, como resultado de sus también muy sesudos análisis, dicen que esto se refiere a la canasta básica; otros, que si tiene servicios, agua o drenaje, si el piso de la casa es de mármol o de tierra, que si ganan un salario mínimo, o dos o menos de un salario mínimo, o 1.9 dólares al día como establece el Banco Mundial; otros pulverizan la pobreza y definen varias clases de pobres, como primero lo hicieron con la clase media, que alta, media y baja, es decir, todavía no sabemos quiénes son pobres en el país, y en esa confusión decretan acabada (casi) la pobreza (ahora llamada extrema, los mas  jodidos, pues).

Uno de los graves problemas de los pobres en México es que no existe precisión y no se ponen de acuerdo en qué es ser pobre a secas, simplemente delinear la línea de la pobreza cuesta mucho trabajo a los tecnócratas, a lo mejor es más fácil establecer la línea de la riqueza, es decir, a partir de qué referencia se es rico en este país.

En otros países como los Estados Unidos es sencillo definir su línea de la pobreza,  porque allá no se quiere maquillar el número de pobres encubriendo la verdadera estructura económica de la población.

Lo que hace a alguien pobre es sin lugar a dudas su nivel de percepción económica; si la calle no tiene banquetas o no hay drenaje en la colonia, o si viven en casas de cartón, esto también es resultado de su baja percepción económica, no un elemento del cálculo de la pobreza.

Realmente es lo que percibe un jefe de familia lo que nos da una idea de si una familia es pobre o no. Retornemos a los Estados Unidos, que son un referente social para nosotros, porque ellos tienen un objetivo que nosotros no queremos ver, la clase media, la del famoso “merican Way of Life”, definámosla en función de nuestros vecinos, ya que México está amarrado al dólar y en nuestro país todo cuesta en dólares traducidos a pesos, y paradójicamente acá todo es más caro que allá.

Los tecnócratas, para intentar definir lo que es la pobreza y sus líneas, han desarrollado toda una teoría matemática, con asíntotas y ecuaciones diferenciales, matrices y gráficas, con modelos matemáticos que intentan explicar quiénes son los pobres y encontrar justificaciones para demostrar que cada vez son menos y que las políticas del Gobierno han dado magníficos resultados, cuando menos en papel y noticieros televisivos.

Sí se han realizado importantes cambios en este sexenio y esfuerzos por apoyar en algunos sectores a la población de bajos recursos; resulta por ejemplo muy importante de resaltar lo que podríamos denominar el “PeñaCare” (parafraseando al ObamaCare), un programa que ofrece acceso a los sistemas de Salud a todos los jóvenes estudiantes y que es gratuito, lo que representa un cambio muy sustancial en el cuidado de la salud de los jóvenes que nadie había realizado antes.

Veamos, la clase media en los Estados Unidos es quien percibe al año más de 20 mil dólares, entonces es pobre el que percibe menos de esa cantidad, hasta ahí vamos bien, eso resulta como de mil 666 dólares mensuales, lo cual, en pesos, poniéndolo a 18 pesos por dólar, algo así como 30 mil pesos mensuales; cuánta gente en el país gana menos que eso, pues casi todos, a menos que seas político, funcionario de buen nivel, narcotraficante, contratista de PEMEX, de secretaría o ejecutivo de transnacional; lo que significa que en México la pobreza es más amplia que lo que señalan las cifras oficiales. 

Se pueden poner muchas excepciones, la principal sería tal vez decir que México es diferente, que acá la clase media no es como en Estados Unidos (aun en épocas de la globalización) y que las necesidades son distintas. Veamos entonces a qué necesidades nos referimos, a qué aspiramos como clase social: casa propia, coche, empleo, acceso a educación, salud, recreación,  a un hogar donde se cuente con los aparatos eléctricos que permite la sociedad en esta época, refrigerador, teléfono,  televisor (de LEDS), computadora, internet, etc., pues resultan las mismas que las de la clase media norteamericana, con la diferencia de que en México cuesta todo más caro y que a ellos sí les alcanza el salario.